Sexto día
Nuestro plantón va tomando forma. Ya vinieron dos grupos más de compañeros a instalar sus tiendas de campaña. Hemos tenido que conseguir más sillas y una mesa, porque crece el número de visitantes. Para mañana ya tenemos preparada una bisteciza. Me tocan los frijoles charros, porque dicen que me salen buenos.
Después del mensaje de Andrés Manuel, en el que pidió que mañana nos reunamos a las siete de la noche para decidir el rumbo a seguir, pues parece que habrá pronunciamiento del TRIFE, discutimos los escenarios posibles:
1.- Que le den el triunfo a Felipe Calderón. Posible, aunque nos parece poco probable, porque eso sólo intensificaría la oleada de protestas, que tendrían que reprimir. Alguien menciona los discursos de mano dura de Fox y de Calderón, pero le responden con las noticias de los bloqueos al aeropuerto Guanajuato, el puente internacional en Reynosa, Tamaulipas , en Nuevo Laredo y Matamoros y el inicio de la resistencia civil de grupos campesinos. A Fox no le ha ido nada bien en sus giras y se cumple la profecía de que los quince millones que votamos por la Coalición por el Bien de Todos seremos su peor pesadilla y la de Calderón.
Alguna vez leí que Venustiano Carranza se creía fuerte y tan sólo era terco. Parece ser el caso de Fox y Calderón, sobre todo porque no logran levantar un gran apoyo ni siquiera entre los grupos empresariales, como hace ver Raymundo Rivapalacio.
2.- Que reconozcan que la propuesta de recontar todos los votos es correcta y la acepten. Sería la mejor solución, pero dejaría al descubierto el entramado fraudulento y la complicidad de las instituciones, por lo que la derecha va a hacer hasta lo imposible para impedirlo, con el argumento de que el IFE nos ha costado demasiado como para deshacernos de él.
3.- Que ofrezcan un recuento parcial. Lo más probable, aunque inaceptable para nosotros, porque elegirían una muestra previamente manipulada para demostrar que el PREP y el IFE no se equivocan.
4.- Que opten por la salida "salomónica" y determinen la nulidad de la elección, el interinato y la realización de nuevas elecciones. En este punto hay división de opiniones. Unos creen que es lo más probable, otros no y no logramos un consenso.
Todos los escenarios son desmenuzados, y debatimos intensamente lo que haríamos en cada uno de los casos. La mayoría estamos de acuerdo en que este proceso electoral nos transformó. Todos venimos de distintas tradiciones de lucha social: estudiantil, sindical, vecinal, política, electoral.
Llevamos años construyendo desde abajo, pacientemente, nuestra fuerza. El llamado a integrar redes ciudadanas en defensa del voto multiplicó el efecto de nuestro trabajo, porque atrajo a muchas personas que no tenían una participación anterior, pero que querían incorporarse y ayudar, y la propuesta del megaplantón nos demostró que somos capaces de organizarnos en muy poco tiempo.
Mañana por la noche veremos cuál escenario era el más acertado. De lo que estamos seguros es que tendremos que mantenernos organizados y activos, que tenemos clara la dirección, y que las tácticas pueden variar, dependiendo de los objetivos que se señalen.
Algunas personas se muestran sorprendidas por la manera en que discutimos, con un Orden del Día y una Mesa de los Debates que modera, da la palabra ordenadamente, resume y toma acuerdos. Son décadas de tradición sindical las que nos permiten tener una discusión ordenada y fructífera.
Dos espontáneos piden la palabra. Uno se lanza una larga perorata en contra de Jesusa porque en un curso de resistencia civil no retomó su propuesta metodológica de hacer un estudio para determinar por segmentos de mercado qué productos habría que boicotear. Se declara enemigo del método de cerrar vialidades, aunque solidario, ya que se encuentra presente en el campamento. Nos propone que fijemos una fecha para que todo México, el mismo día, por ejemplo, cancele su servicio de Sky, porque a los empresarios sólo les importa el dinero. Según él, ésto sería más efectivo que el plantón.
Le hacemos ver que su propuesta no se contrapone, y que es él el obligado a llevarla a cabo, no Jesusa. También le señalamos que tiene el inconveniente de no poner en contacto a los resistentes, pues será un acto individual, efectivo a nivel de la economía, pero no al nivel de la organización social. Y este plantón sirve para promover y potenciar esa organización, que se ve desde las cosas más elementales, como estar provistos de comida y agua, sillas, mesa, luz, pancartas, mantas, hasta trabar contacto con organizaciones que nos eran ajenas, como la Asamblea de Barrios, los del Frente Patriótico o el Barzón.
Se enoja porque nos estamos sirviendo café mientras habla. Se enoja porque cada campamento es un microcosmos y cada quien tiene sus altavoces. Se enoja porque pierden el tiempo bailando, jugando ajedrez o en los diversos talleres que se han organizado. Aunque joven ha heredado todos los vicios de una izquierda dogmática y carente del sentido del humor, la ironía y el relajo.
Todos nos volteamos a ver con una sonrisa. Hace años éramos idénticos, pero la vida nos enseñó que no se contraponen la revolución y la pachanga. Es más, la revolución sin pachanga se vuelve estalinismo. Quiere seguir perorando pero una operadora le recuerda que aquí estamos para hacer cosas y propone algunas tareas inmediatas para mañana. Le pregunta cuál le interesa y sale huyendo. La experiencia también nos enseñó que no hay nada mejor para acabar con los enamorados de su propia voz que ponerlos a trabajar.
Tenemos un lema: la revolución no se hace sola, la organizamos personas muy concretas, paso a paso, talacha a talacha. Hemos desterrado de nuestro vocabulario el "hay que hacer tal o cual cosa". En automático respondemos: "Hazla". Hemos compaginado porque a todos nos gusta la actividad: escribir, hacer pancartas, volantear, discutir. Nunca nos detenemos a esperar que alguien nos diga lo que tenemos que hacer.
El otro chavo empieza diciendo que la música que tocan los de la Asamblea de Barrios no es cultura, que no tienen nivel de discusión, que se la pasan platicando, que no tienen nuestro nivel. Le hago ver que, en el fondo y ni tan en el fondo sus argumentos son igual de racistas y clasistas que los del PAN. Una de las jubiladas, que ha estado con nosotras desde el principio le dice que ella, además de ser telefonista es de la Asamblea de Barrios y que la ofenden sus palabras y se levanta y nos deja. El insiste en sus argumentos, y cuando le pedimos que haga alguna propuesta sigue echándonos rollo hasta que se cansa.
En cuanto termina nos repartimos las tareas para la taquiza de mañana. Como se trata de dar una cooperación para comprar lo que haga falta también se esfuma. La única que permanece es una licenciada en Derecho que nos cuenta que es la primera vez que participa en algo así, que nunca había tenido la experiencia de una discusión como la nuestra y que se apunta tanto para la talacha cuanto para la coperacha.
Acordamos que todos, menos un voluntario que se quedará a cuidar las cosas, iremos al Zócalo. Muchos no conocemos más que esta pequeña parte del plantón y queremos ver el resto.
Mañana, en un ambiente más relajado volveremos a discutir y a tomar acuerdos. Trabajamos sobre la base juarista que AMLO ha repetido. Se trata de hacer lo que se pueda, como se pueda y hasta donde se pueda. No debemos pedirle más a nadie.
1 comment:
Está bien. Es necesario conocer todos los puntos de vista.
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