Los tiempos son oscuros, las costumbres corruptas y hasta el derecho a la crítica, cuando no lo ahogan medidas de censura, está expuesto al furor popular.
UMBERTO ECO

2006/09/09

El yoga de la resistencia


Llegar a conocer a un montón de personas sorprendentes es uno de los beneficios adicionales de la vida en los campamentos. Tal es, por ejemplo, el gurú Mustafá, que se presentó en el nuestro con el ofrecimiento de dar clases de yoga como una forma más de apoyo al movimiento de resistencia civil pacífica.

Su plática resultó de lo más interesante, hasta para una racionalista occidental como yo. Mis compañeras querían pasar a los ejercicios cuanto antes, pero él insistió en explicar primero la razón de las cosas. Empezó por darnos una breve explicación acerca de cada uno de los tipos de yoga que existen. Cuando llegó al karmayoga, al que definió como el yoga de la vida social, del trabajo conjunto, dió un breve símil. Dijo que uno puede tener la casa muy limpia, impecable, pero si el vecino la tiene sucia, llena de ratas y cucarachas, éstas acabarán por infestarnos. Por eso hay que ayudar al vecino a limpiar su casa y éste, a su vez, debe ayudar a su vecino y así, hasta limpiar al país entero. El símil me pareció muy apto, porque estamos viviendo en un país infestado de alimañas nocivas que engordan a costa de nuestra sangre.

Explicó que toda violencia regresa como más violencia, pero quienes la provocan originalmente se niegan a reconocerse como la causa. Puso por ejemplo el megaplantón que tanto molesta a la derecha. Para ésta, es el origen de sus dificultades para usar el auto, de la pérdida de clientela en ciertos hoteles y restaurantes, etc. Pero el plantón no es causa, es consecuencia de las acciones de esos mismos que tanto lo deploran: del fraude electoral, de la creciente inequidad, de los bajos salarios. Como siempre, el victimario busca culpar a la víctima, en vez de reconocerse como el origen.

Después empezó los ejercicios y sus discípulos más entusiastas fueron los hijos de Cristi y Walfred. Según reportes, esa noche durmieron como rocas.

El plantón es muy similar a lo que pasó durante el terremoto de 1985. Hay muchos miles de personas que quieren ayudar y aportan lo que pueden, lo que saben, lo que conocen, sin pedir nada a cambio. Para la derecha resulta impensable. Finalmente, la rige la lógica comercial: todo se vende y se compra. ¿Cómo entender un movimiento formado por gente que no se rige por esa lógica? Tienen que estar locos...

1 comment:

Gerardo de Jesús Monroy said...

El plantón fue un evento histórico importante, y, sobre todo, una manifestación enorme y conmovedora de solidaridad.