Los tiempos son oscuros, las costumbres corruptas y hasta el derecho a la crítica, cuando no lo ahogan medidas de censura, está expuesto al furor popular.
UMBERTO ECO

2006/12/06

La mano dura

No podemos llamarnos sorprendidos por la torpe decisión de encarcelar a Flavio Sosa y a sus demás acompañantes. El gobierno FeCal, carente de la legitimidad que proporciona la existencia de un consenso social, tratará de acreditar su legalidad mediante el uso de la fuerza. Éste siempre es más sencillo que el uso de la razón, especialmente cuando de origen se carece de ella. Un gobierno ilegítimo difícilmente cuenta con los argumentos para persuadir a sus adversarios, a los que tratará de aplastar o desaparecer.

Por desgracia para Fecal, están lejanos los tiempos de su ídolo Díaz Ordaz. No sólo somos muchos más millones de mexicanos sino que tenemos un nivel superior de educación --por más que han intentado destrozar el sistema educativo nacional-- e instrumentos de comunicación antes impensables.

En 1968 teníamos que recurrir a métodos elementales, como las pintas, para comunicar nuestro mensaje. Ahora nos estamos comunicando por este medio. Y si bien es cierto que seguimos siendo minoría los que tenemos acceso a Internet, la popularidad de las videojuegos y el chateo y la disminución del precio de las conexiones en los cibercafés permiten que muchos cientos de miles de jóvenes que no tienen una computadora accedan al ciberespacio.

Los panistas tampoco tienen los enormes aparatos de control corporativo en sus manos. Recordemos a Fidel Velázquez festejando el 2 de octubre, como si ahí hubiera acabado el problema, a los de la CNC y la CNOP sacando a sus huestes a la calle para aplaudir la mano dura de GDO. Los panistas, a lo más, sacan unas cuantas monjitas y curas a hacer cadenas humanas de dos cuadras.

Y esos priístas que se sentían los dueños del pandero ahora se tiene que contentar con el papel de comparsas de tercera línea que, además, están resintiendo las presiones de sus bases. Por algo dejaron a Zermeño hablando solo cuando se quiso poner a pedir juicios políticos contra los perredistas. ¡Así de sólidas son las alianzas que forjaron los panistas!

Es cierto que tenemos que cuidarnos de este coletazo de la derecha. Pero es eso, un coletazo, no la posibilidad de una política sostenida de represión. Me imagino que a Flavio Sosa y a los demás presos políticos del fecalato la diferencia puede parecerles irrelevante, porque están siendo torturados, golpeados y privados de sus derechos.

Pero si en este preciso momento, en vez de apachurrarnos, levantamos más altas las banderas y exigimos su libertad inmediata, si acudimos en masa a la marcha de mañana para apoyar la JORNADA POR LA RESTITUCION DEL SALARIO Y EL EMPLEO y añadimos Y POR LA LIBERTAD INMEDIATA E INCONDICIONAL DE TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS, estaremos demostrando que esa política de mano dura no tiene futuro alguno.

Que nadie se quede en su casa. Que nadie argumente que tiene cosas importantes que hacer. En estos momentos, nada es más importante que defender el derecho a la manifestación, a la organización social y a la libre expresión de las ideas.

Y si se trata de castigar a alguien por lo sucedido en Oaxaca, pues que se remonten al origen y que apresen a Ulises Ruín por asesino y ladrón. Si él no hubiese atacado a los manifestantes ese lejano 14 de junio, mucho de ésto jamás hubiera pasado.

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