Añoranzas jacobinas

Hace unas cuantas décadas los políticos de este país eran unos "come-curas", por lo menos en su vida pública. No teníamos relaciones con el Vaticano, se prohibían los actos públicos de culto y los sinarquistas eran vistos con desconfianza por un pueblo católico, pero acostumbrado a la separación entre la Iglesia y el Estado que tan cara nos había costado. Era impensable que cardenales, arzobispos y obispos se atervieran a opinar en público sobre temas controvertidos de la vida nacional sin un inmediato "estáte quieto" de las autoridades.

Si los médicos, maestros o políticos eran muy devotos, apostólicos y Opus Dei se guardaban bastante de hacer pública su afiliación, porque la guerra cristera era algo más que la lejana añoranza de una pobrecita Miss que no llegó a finalista ni siquiera porque el concurso fue en México y se acostumbra darle chance al país anfitrión, aunque Televisa nos la haya querido vender como toda una "guerrera" (???).

En las filas del magisterio militaban aún muchos de quienes enfrentaron la barbarie de una derecha cerril que, cuando menos, les cortaba las orejas a los maestros rurales que caían en sus manos. Creían en el valor de la enseñanza y respetaban su profesión. A veces se pasaban de estrictos y regañones, pero los niños salían de sexto sabiendo escribir sin faltas de ortografía, conociendo la geografía y la historia de su país, así fuera esa historia oficial mitificada de puros héroes "de estampita" y haciendo cuentas mentales sin necesidad de calculadora.

La idea de una educación científica, racional y laica estaba fuera de discusión y hasta se comparaban las mentadas de madre con las llamadas a misa, por aquello de que "les hacen caso los que quieren".

Ahora nos inunda y ahoga una marejada de "religiosidad" que apenas esconde el deseo de las sotanas de retomar la conducción de la vida nacional. FeCal se apresura a irle a dar cuentas al Papa Ratzinger que, no lo olvidemos, encabezaba la Inquisición hasta hace poco, aunque ahora la llamen "Comisión de la Doctrina de la Fe", aunque la pobrecita de la quesque Secretaria de Relaciones trate de convencernos de lo contrario, ccomo si cualquier cosa que esa pobre mujer pueda decir tuviera una mínima importancia o credibilidad.

Dijera el Peje que los idiotas son los que creen que el pueblo es idiota y que no nos íbamos a dar cuenta de la celeridad con la que la Suprema Corta acogió los recursos de inconstitucionalidad por la despenalización del aborto en el D.F., presentados por la PGR y por Soberanes, que no por la CNDH, puesto que ya se supo que ni siquiera informó a su Consejo Consultivo.

Se supone que Medina Mora es "el Abogado de la Nación" y Soberanes "el Ombusman" ídem y que su obligación es representarnos a TODOS los mexicanos: ateos, herejes, cristianos, budistas y demás. Y ahora resulta que su muy personal catolicismo es más importante. Pues fácil: ¡Que renuncien a sus cargos! y que se dediquen a la práctica privada, donde prodrán escoger a quiénes representan y a quiénes no.

Y como es evidente que las autoridades ya abrogaron la Constitución por sus pistolas se multiplican los abusos, como éste que denunció una empleada de la leche Lala:

Indignación ante el abuso de una empresa

Hace unos días, la empresa Lala organizó un "retiro" de tres días para sus empleados, con carácter de obligatorio. Dicho acto consistió en una misa católica, la proyección de un video sobre el aborto (mostrando escenas terribles sobre ese recurso) y varias pláticas en las que se dedicaron a repudiar la homosexualidad, instaron a la no utilización de anticonceptivos (principalmente el condón), además de que dieron argumentos en los que consideraban el matrimonio como único medio moral para vivir. Asimismo, se pudieron escuchar aberraciones como el que la gente es "materialista" al planear tener pocos hijos, por que, dicen, sólo se está pensando en el dinero para decidir cuántos tener.

A mi parecer, esta situación no se trata más que de un abuso de poder por parte de grupos de derecha (encabezados por la Iglesia católica), usando nuestros trabajos como medio tendencioso para cambiar la opinión de las personas que se encuentran en la necesidad de mantener su fuente laboral. Me pregunto: ¿es legal que una empresa obligue a su personal a participar en un acto de tipo religioso, suponiendo de antemano que todos practican el catolicismo? ¿No atenta esto contra la libertad de elegir una religión? Por otro lado, ¿no es indignante que, en este momento por el que atraviesa nuestro país, en el que se han dado sólo algunos, pero importantes avances en cuanto a tolerancia y equidad, estos grupos, de una forma totalmente tramposa, intenten hacer que las personas mantengan un pensamiento digno de la Edad Media?

Mucho agradecería la publicación de mi carta, ya que este acto me pareció definitivamente reprobable.

Sonia León J.

El Artículo 3 de la Ley Federal del Trabajo que supuestamente aún nos rige señala que:

"El trabajo es un derecho y un deber sociales. No es artículo de comercio, exige respeto para las libertades y dignidad de quien lo presta y debe efectuarse en condiciones que aseguren la vida, la salud y un nivel económico decoroso para el trabajador y su familia.

No podrán establecerse distinciones entre los trabajadores por motivo de raza, sexo, edad, credo religioso, doctrina política o condición social."

y el 133, que se refiere a las prohibiciones a los patrones, en su inciso VIII, señala:

VIII.- Hacer propaganda política o religiosa dentro del establecimiento

Desde luego, con el abuso del Derecho que ya es cotidiano, seguramente los patrones se excusarán diciendo que el "retiro" no fue en sus instalaciones, como si eso invalidara el espíritu de la prohibión, que es el de impedir que se impongan a los trabajadores, en razón de sus relación subordinada, opiniones, puntos de vista, creencias, candidatos, doctrinas o credos.

No cabe duda que, como dice el danzón, Juárez no debió de morir, ¡ay! de morir...

Y mientras tanto, no nos queda más que seguir indignándonos y denunciando esta embestida de la derecha, combatiéndola con las armas de la ley que, aunque les duela y les pese, sigue estando de nuestro lado, movilizándonos para apoyar a quienes la defienden, como Emilio Alvarez Icaza, ombusdman capitalino y fortaleciendo a un gran frente nacional jacobino.