Buen camino
El aire ya huele a despedida. El Ángel ya se quitó los velos y otra vez reluce en la tarde. Todos nuestros esfuerzos se orientan a lograr una buena asistencia a la CND, y cada día queda más claro el paso a una nueva etapa. Nuestros vecinos de la Asamblea de Barrios se tomaron la foto del recuerdo, que seguramente tendrá lugar de honor en muchas casas.
Celebramos una plenaria (y bisteciza), donde acabamos de discutir acerca de lo que decidiremos el 16 de septiembre. Día a día, en sus discursos, AMLO ha ido perfilando los rasgos de la República que vamos a construir. A ciertos compañeros les preocupaba mucho la declaratoria de Presidente legítimo, especialmente el momento de querer tomar el mando de las fuerzas armadas y el control de la hacienda pública, lo que nos llevaría al choque con los poderes fácticos.
Pero el Peje ya aclaró que, por lo menos en un primer momento, no tiene la intención de controlar esos dos aspectos. El Ejército es el garante de la soberanía del Estado, no de gobiernos transexenales y como tal, seguramente le queda claro que la soberanía auténtica, la legítima, es la que reside en el pueblo.
Soberanía significa "sobre mí, ninguno" y todos reconocen al pueblo como la última instancia, en la que radica el poder de decisión acerca del gobierno que habremos de darnos. Por cierto, supongo que por eso la derecha, salvo cuando corteja nuestro voto, en vez de reconocer que los plantados somos pueblo nos llama "la calle" y afirma histéricamente que no serán nuestras movilizaciones ni nuestras protestas las que definan el futuro. Curiosamente, los simpatizantes de "la otra campaña" también nos han dicho que nosotros no somos el pueblo. Tampoco han podido aclarar dónde radica ese pueblo pueblo al que sí reconocen. En fin, ellos se lo pierden...
Dicen que la diferencia fundamental entre los animales y los hombres (aunque hay hombres muy animales) es que los humanos podemos prefigurar el futuro y a través de nuestro trabajo volverlo realidad. Antes de empezar a construir una casa la diseñamos en nuestra mente: la sala acá, la cocina allá, las recámaras en tal lado... Luego la pasamos al papel y corregimos nuestros primeras ideas. Luego vamos acarreando blocks, cemento, varilla y le vamos dando sustancia. Tal será nuestra República.
Salvo que nos autolimitemos por debilidad o por indecisión, ¿qué nos impide trazar el plano --la Constitución-- de una República más justa y más feliz? ¿De cuándo acá nos han importado las decalificaciones de una derecha venal que se aferra a sus privilegios aunque el país se hunda?
Cristi conduce la discusión con agilidad. Nos informa que ya llevamos cerca de ciento setenta telefonistas inscritos como convencionistas. ¡Vaya salto! Pensar que éramos tan pocos los que empezamos... La mayoría pasa al centro a exponer sus opiniones. Varios nos informan que es la primera vez que se atreven a hablar en público, pero el espíritu de camaradería les da confianza. Por eso sentimos la ausencia de quienes disienten de la mayoría pero prefieren hacerse a un lado en vez de defender sus propuestas. Claro que también sucede que mientras más alto es el nivel de compromiso que se espera de nosotros menos son los que llegan a la meta.
Informamos de lo que se ha discutido en diferentes foros a lo largo del plantón, de las propuestas acerca del mundo del trabajo, de la salud, la educación, la cultura, del concepto del poder dual, de cómo habremos de traducir todo éstos en realidades en todos los ámbitos en los que nos movemos. Hablamos de las propuestas de acabar con la jubilación para los nuevos trabajadores que ingresen a Telmex, lo que nos parece inaceptable. Se acuerda el texto de un nuevo volante que habrá de repartirse en la semana.
Acordamos reunirnos el 15 de septiembre a las cuatro, para celebrar una tardeada mexicana antes de irnos al Zócalo. Todo mundo se apunta con algo, desde el pozole hasta las servilletas. Quizá por este sentido de hermandad hay quienes dicen que no debemos levantarnos ni para que pase el desfile. Es evidente que hemos vivido algo extraordinario, algo irrepetible y hay quien se rehusa a dejarlo ir.
Pero sabemos que en política, como en la vida misma, lo que no avanza, retrocede. Ya empezamos a caminar y no pensamos detenernos.
1 comment:
Todas tus fotografías y todos tus textos son el testimonio más importante que he encontrado de lo que ocurrió durante las semanas de los campamentos. Hasta me siento un poco triste de que esta fase acabe. Pero yo mismo lo acabo de decir; fue tan sólo una fase. Lo que viene va a ser igualmente difícil, no sólo para tu ciudad sino para todo el país: una larga temporada de resistencia; comenzó el día que comenzaron los campamentos, pero no finalizará mientras los derechistas no salgan del gobierno.
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