La república de los cínicos
Allá por tiempos de la polis griega un cínico era tan sólo un discípulo de Antístenes que rechazaba los convencionalismos sociales y defendía una vida austera. De unos siglos a la fecha cínico es la persona que actúa con cinismo, es decir, con desvergüenza o descaro en el mentir o en la defensa y práctica de actitudes reprochables.
Me parece fascinante esta inversión total en la percepción, pero por el momento no viene al caso investigar cómo o por qué se dió. Lo importante es constatar que el cinismo que nos avasalla es el del segundo tipo: la inverecundia más atroz ha invadido la vida pública, y quienes más se burlan de las instituciones son los que salen a todas las horas a exigirnos respeto a éstas.
¿No fue una burla de Luis Felipe Ugalde a la propia institución que preside declarar vencedor a Fecal cuando el TEPJF ni siquiera se había pronunciado? Si no conoce el COFIPE, ¿cómo hace para presidir las sesiones de Consejo General del IFE? Y las múltiples declaraciones de Fox que anticipaban la decisión de los magistrados, ¿no representaban una nueva burla a su investidura?
El cerco al H. Congreso de la Unión, los francotiradores en las azoteas, las tanquetas ¿representan la nueva forma de entender el equilibrio de los poderes? José Luis Barraza, presidente del CCE, quien responde a las dulces críticas del TEPSJ con el anuncio de que podemos esperar nuevos y más agresivos mensajes en nombre de la libertad de expresión, ¿será el nuevo vocero de Los Pinos?
Por su parte, repitiendo el esquema, la Cámara de Diputados es encabezada también por un presidente espurio, al que le están construyendo una ley a modo, mientras amenaza con entregar la conducción de los debates al garrote y la milicia, porque su capacidad política no da para más. El vocero de Fecal, el corrupto de Juan Camilo Mouriño, uno de los principales promotores de la política del odio, sale a pedir unidad y respeto, cuando él y sus compinches no han hecho más que agredir a nuestro movimiento, descalificarnos y pretender aplastar a AMLO
Así, de los tres poderes no hacemos ni uno. Y mientras tanto, se les deshace la credibilidad en las manos y la certeza del fraude es avalada, paradójicamente, por un TEPJF que reconoce todas las irregularidades que denunció por la Coalición por el Bien de Todos pero las desecha con argumentos patéticos, actuando frente a todos nosotros como uno más de los Tribunales de Consigna que operan en el ámbito jurídico nacional, incluyendo a la máxima instancia, esa Suprema Corta que tan mal parada ha dejado a la justicia.
Y frente a la república de los cínicos cobra su verdadera y enorme dimensión la nueva República Moral prefigurada por AMLO, la revolución de la conciencia, de la mentalidad:
"... todo esto que hemos venido haciendo desde hace un mes, esta resistencia civil pacífica, este proceso de enseñanza-aprendizaje, este acompañamiento para que los asuntos públicos se atiendan y se resuelvan de manera compartida...Vienen tiempos aún más difíciles, qué duda cabe. Pero esta profunda revolución de conciencias nos preparó para enfrentarlos. Hoy declara Alejandro Encinas que no reconocerá a Fecal, y lo propio hace Federico Arreola en su columna. Y este ¡No me doblegaré!, este ¡No serviré a un poder espurio! tiene aterrado al supuesto ganador, que no se atreve a ir por su constancia sin hacerse acompañar de vallas, perros, francotiradores y tanquetas, nueva modalidad de contacto con el pueblo al que quieren acostumbrarnos.
Y hablo de revolución de conciencia porque todos nos vamos a quitar las telarañas que nos han metido en la cabeza, hasta el extremo de obligarnos a reconocer, a aceptar, decisiones oprobiosas o instituciones que no merecen ningún respeto porque quienes están a cargo de esas instituciones, sencillamente no respetan al pueblo ni respetan el mandato constitucional."
Está aterrado porque no logra entender a un político cuya conciencia va algo más allá de la danza de los millones, a un político que es congruente con lo que declara, a un político que lo es en el más amplio sentido de la palabra. A un político que verdaderamente representa a la polis, a la ciudadanía en su sentido más profundo. Está aterrado porque se ha dado cuenta que la conciencia no tiene precio, que no se vende y no se compra, y que por más que nos lo impongan por la fuerza, nunca será nuestro presidente.
Esá aterrado. Suda y la voz le tiembla cada que se enfrenta a las cámaras y los micrófonos. No logra dar la imagen del winner, del ganador, del presidente. Es un hombre al que todo lo queda grande: desde la ropa hasta el encargo. Está aterrado y hace falsas ofertas de respeto mientras se remite a la fuerza, a la imposición, al fraude. Nos habla de legalidad y legitimidad mientras se opone al recuento que, de antemano, sabe perdido.
Tristes tiempos para un México que se sentía en la modernidad. Yo también, por mi parte, desde este espacio afirmo: ¡No serviré a un poder espurio! ¡Viva la Soberana Convención Nacional Democrática! ¡Viva la República de los hombres y mujeres libres!
1 comment:
Yo también desconozco a ese enano, mi presidente es López Obrador!!
Un abrazo
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