La pijamada
Estábamos viendo la toma de la tribuna en el Canal del Congreso cuando mi mamá dijo que era tan interesante como ponerse a ver cómo se seca la pintura en las paredes.
Disentí porque me ha parecido de lo más fascinante ver cómo se han ido apagando los panuchitos, que nunca en su vida se levantaron de madrugada para hacer cola en la Liconsa o en la escuelita en la que les tocaba inscribir a sus hijos y cuantimenos jamás de los jamases se han desvelado cuidando un campamento, negociando un contrato colectivo, defendiendo una barricada o impidiendo que los despojen de sus tierras.
Mientras nuestros camaradas del PRD, PT y la única de Convergencia que jaló, Layda Sansores se arrellanan cómodamente en sus curules y hasta cuentan con bolsas de dormir y almohaditas color naranja, los fecalines se acurrucan como pueden en el piso y parecen charamuscas buscando algún acomodo. Y casi ni les falta nada. Como otras sesenta horas y ya. ¡Fácil!
Como son lentos para carburar, apenas a estas horas deben estarse dando de topes porque fueron ellos los que hicieron imposible la toma de protesta del FeCal en el Salón de Plenos de la Cámara. Ahora sus "estrategas", casi tan brillantes como el Fox, andan desesperados buscando una salida para el cepo en el que solitos se metieron. Hagan lo que hagan, ya no salvan ese acto, de por sí deslucido, en el que el espurio decía que iba a tomar posesión de México.
Y por cierto, ¡cómo me carga esa moralina de "todos se vieron mal"!, en la que cayó hasta La Jornada en su editorial. Es fácil decir que los perredistas debieron haberse quedado quietecitos, aguantando vara "y dejando sus protestas para el 1° de diciembre". Ésta ES la protesta, y uno no siempre puede escoger la forma o el terreno de las confrontaciones.
Éste es hoy el México en el que estamos viviendo, con dos grupos abiertamente confrontados. Uno que se empeña en encaramarse en la Presidencia cueste lo que cueste, a fin de seguir disfrutando de la cauda de privilegios que el neoliberalismo y la derecha les han otorgado. Y nosotros, decididos a no dejarlos seguirse robando nuestra Nación.
Pero además, todos esos críticos no logran vencer los esquemas mentales que les impuso el autoritarismo priísta, que escondía el disenso debajo de las alfombras al son de la "unidad nacional" y el "todos somos México". El lema de la unidad nacional se lo inventó Manuel Ávila Camacho como respuesta a las movilizaciones de los obreros y ejidatarios que se oponían al "derechazo" que se vino después del sexenio cardenista. Y el "México" al que se refiere ese otro eslógan no es el mismo para Slim que para mí, ni es el mismo para Ulises Ruín que para la APPO.
Siento decirles que, por más que Monseños Abadscal decretara el fin de la lucha de clases cuando estuvo al frente de la COPARMEX, SÍ HAY CLASES. Y sí, estamos en lucha para ver qué modelo de país se impone. Y si nos ponemos a revisar lo que sucede en otros Parlamentos acá somos más bien fresitas. Y qué bueno, porque no quisiera volver a los años 1930 cuando los diputados se balaceaban dentro de la Cámara.
Así que los que se azotan "porque estamos dando un mal espectáculo" ya bájenle, porque peor espectáculo sería ver a ese enano ratero, que si se robó una elección qué no se robará después, jurando solemnemente cumplir y hacer cumplir una Constitución que, con todo y parches y pegotes, les estorba profundamente, que aborrecen y quisieran desaparecer y que se han pasado olímpicamente por el arco del triunfo desde hace varios sexenios.
O de verdad va a defender la educación laica y gratuita, la propiedad de la Nación sobre los bienes del suelo y el subsuelo, la exclusividad en la generación de energéticos y el derecho de los trabajadores al salario constitucional cuando es ya de escándalo ver cómo los funcionarios de primer nivel, empezando por Fox, violaron cada uno de los preceptos constitucionales.
Y mientras tanto, yo si me estoy divirtiendo mucho viendo las caritas angustiadas de los PANdejos que se ensartaron solos. ¡Salud!
Disentí porque me ha parecido de lo más fascinante ver cómo se han ido apagando los panuchitos, que nunca en su vida se levantaron de madrugada para hacer cola en la Liconsa o en la escuelita en la que les tocaba inscribir a sus hijos y cuantimenos jamás de los jamases se han desvelado cuidando un campamento, negociando un contrato colectivo, defendiendo una barricada o impidiendo que los despojen de sus tierras.
Mientras nuestros camaradas del PRD, PT y la única de Convergencia que jaló, Layda Sansores se arrellanan cómodamente en sus curules y hasta cuentan con bolsas de dormir y almohaditas color naranja, los fecalines se acurrucan como pueden en el piso y parecen charamuscas buscando algún acomodo. Y casi ni les falta nada. Como otras sesenta horas y ya. ¡Fácil!
Como son lentos para carburar, apenas a estas horas deben estarse dando de topes porque fueron ellos los que hicieron imposible la toma de protesta del FeCal en el Salón de Plenos de la Cámara. Ahora sus "estrategas", casi tan brillantes como el Fox, andan desesperados buscando una salida para el cepo en el que solitos se metieron. Hagan lo que hagan, ya no salvan ese acto, de por sí deslucido, en el que el espurio decía que iba a tomar posesión de México.
Y por cierto, ¡cómo me carga esa moralina de "todos se vieron mal"!, en la que cayó hasta La Jornada en su editorial. Es fácil decir que los perredistas debieron haberse quedado quietecitos, aguantando vara "y dejando sus protestas para el 1° de diciembre". Ésta ES la protesta, y uno no siempre puede escoger la forma o el terreno de las confrontaciones.
Éste es hoy el México en el que estamos viviendo, con dos grupos abiertamente confrontados. Uno que se empeña en encaramarse en la Presidencia cueste lo que cueste, a fin de seguir disfrutando de la cauda de privilegios que el neoliberalismo y la derecha les han otorgado. Y nosotros, decididos a no dejarlos seguirse robando nuestra Nación.
Pero además, todos esos críticos no logran vencer los esquemas mentales que les impuso el autoritarismo priísta, que escondía el disenso debajo de las alfombras al son de la "unidad nacional" y el "todos somos México". El lema de la unidad nacional se lo inventó Manuel Ávila Camacho como respuesta a las movilizaciones de los obreros y ejidatarios que se oponían al "derechazo" que se vino después del sexenio cardenista. Y el "México" al que se refiere ese otro eslógan no es el mismo para Slim que para mí, ni es el mismo para Ulises Ruín que para la APPO.
Siento decirles que, por más que Monseños Abadscal decretara el fin de la lucha de clases cuando estuvo al frente de la COPARMEX, SÍ HAY CLASES. Y sí, estamos en lucha para ver qué modelo de país se impone. Y si nos ponemos a revisar lo que sucede en otros Parlamentos acá somos más bien fresitas. Y qué bueno, porque no quisiera volver a los años 1930 cuando los diputados se balaceaban dentro de la Cámara.
Así que los que se azotan "porque estamos dando un mal espectáculo" ya bájenle, porque peor espectáculo sería ver a ese enano ratero, que si se robó una elección qué no se robará después, jurando solemnemente cumplir y hacer cumplir una Constitución que, con todo y parches y pegotes, les estorba profundamente, que aborrecen y quisieran desaparecer y que se han pasado olímpicamente por el arco del triunfo desde hace varios sexenios.
O de verdad va a defender la educación laica y gratuita, la propiedad de la Nación sobre los bienes del suelo y el subsuelo, la exclusividad en la generación de energéticos y el derecho de los trabajadores al salario constitucional cuando es ya de escándalo ver cómo los funcionarios de primer nivel, empezando por Fox, violaron cada uno de los preceptos constitucionales.
Y mientras tanto, yo si me estoy divirtiendo mucho viendo las caritas angustiadas de los PANdejos que se ensartaron solos. ¡Salud!
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