La izquierda decentita
Hay un proverbio que dice "padre obrero, hijo caballero, nieto pordiosero". Es decir, uno crea la riqueza, otro la aprovecha y el último, al que no le costó nada, la dilapida.
Tal es el caso del gran héroe cívico mexicano, Don Lázaro Cárdenas, su hijo Cuauhtémoc y su nieto Lazarito. Uno fue el gran prohombre que dió cuerpo a nuestra segunda gran Revolución, reivindicando el derecho de los mexicanos a las riquezas del suelo y el subsuelo.
El segundo nació ya como hijo de Presidente. Pañal de seda, dirían mis amigas. Sin embargo, compartió con los hijos de los trabajadores de Los Pinos la educación primaria, pues su padre trataba de hacer de él un mexicano conciente. Por algo resonó en nosotros su llamado a construir una México más democrático. No era, sin embargo, el Tata. Era ya una copia media desdibujada.
Lazarito Batel es ya la bancarrota del sueño cardenista. Ese si fue el junior del junior. Creció acostumbrado a una vida de privilegios en los que la sombra de su gran abuelo bastaba para allanarle el camino. Ese ya ni a cardenero llegó.
Y ahora resulta que no sólo nos hizo pasar la vergüenza de su presencia en la quesque toma de protesta del pelele sino que se ofrece de modelito de lujo para el ensayo de militarización nacional.
Ahora resulta que el junior al cuadrado no puede con el narco y le van a mandar 5 mil efectivos a poner retenes, detener gente, hacer cateos y demás. ¿Irán sólo tras los narcos o es el pretexto para detener luchadores sociales como los de SICARTSA o los maestros de la Sección 18 del SNTE? Porque no podemos olvidar la bárbara represión contra los mineros de Las Truchas que permitió complacientemente.
Esta es la izquierda decentita que tanto le gusta a la derecha, pues es prácticamente idéntica a ella. Yo prefiero seguir siendo de la izquierda cerrera y malportada.
Tal es el caso del gran héroe cívico mexicano, Don Lázaro Cárdenas, su hijo Cuauhtémoc y su nieto Lazarito. Uno fue el gran prohombre que dió cuerpo a nuestra segunda gran Revolución, reivindicando el derecho de los mexicanos a las riquezas del suelo y el subsuelo.
El segundo nació ya como hijo de Presidente. Pañal de seda, dirían mis amigas. Sin embargo, compartió con los hijos de los trabajadores de Los Pinos la educación primaria, pues su padre trataba de hacer de él un mexicano conciente. Por algo resonó en nosotros su llamado a construir una México más democrático. No era, sin embargo, el Tata. Era ya una copia media desdibujada.
Lazarito Batel es ya la bancarrota del sueño cardenista. Ese si fue el junior del junior. Creció acostumbrado a una vida de privilegios en los que la sombra de su gran abuelo bastaba para allanarle el camino. Ese ya ni a cardenero llegó.
Y ahora resulta que no sólo nos hizo pasar la vergüenza de su presencia en la quesque toma de protesta del pelele sino que se ofrece de modelito de lujo para el ensayo de militarización nacional.
Ahora resulta que el junior al cuadrado no puede con el narco y le van a mandar 5 mil efectivos a poner retenes, detener gente, hacer cateos y demás. ¿Irán sólo tras los narcos o es el pretexto para detener luchadores sociales como los de SICARTSA o los maestros de la Sección 18 del SNTE? Porque no podemos olvidar la bárbara represión contra los mineros de Las Truchas que permitió complacientemente.
Esta es la izquierda decentita que tanto le gusta a la derecha, pues es prácticamente idéntica a ella. Yo prefiero seguir siendo de la izquierda cerrera y malportada.
1 comment:
Mal, que Lázaro Cárdenas Batel, gobernador perredista de Michoacán, anduviera anteanoche 13 de diciembre, brindando en el restaurante de un hotel de cinco estrellas cercano al bosque de Chapultepec, mientras que desde el lunes pasado, soldados, marinos y elementos de la Policía Federal Preventiva y de la AFI enfrentan a narcotraficantes en esa entidad. Y, peor, que algunos de sus acompañantes le escucharan comentar que la Operación Conjunta Michoacán del gobierno federal se haya puesto en marcha "cuando los capos ya no están en el estado" porque "ya se fueron a Reynosa".
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