Los tiempos son oscuros, las costumbres corruptas y hasta el derecho a la crítica, cuando no lo ahogan medidas de censura, está expuesto al furor popular.
UMBERTO ECO

2007/01/24

Caballo de Troya


El titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón (derecha), durante la reunión con los dirigentes de los telefonistas y de trabajadores del IMSS, Francisco Hernández Juárez y Valdemar Gutiérrez (izquierda), respectivamente . Foto de Luis Humberto González, de La Jornada


Bien dicen que más vale poco y bueno...

Cuando el pasado 14 de diciembre de 2006 se publicó la noticia de la firma de un acuerdo entre el FAP y la UNT, el perpetuo y ajado dirigente telefonista, Francisco Hernández Juárez, --zafándose de todo compromiso, como acostumbra--, declaró que:

"Es
una alianza para trabajar sobre puntos muy concretos; no nos sumamos a
los
partidos ni tenemos que andar en todas las movilizaciones, y podemos
no
coincidir con algunos aspectos, como el desconocimiento del gobierno
actual;
esta es una forma de lograr que la sociedad sea cada vez más
protagónica en
los
procesos de participación del país".
Dicho en otras palabras, el reconoce al pelele y sólo participará en las movilizaciones que le resulten de utilidad. Además, se coloca por encima de los partidos cuando fue un ardiente militante priísta hasta que lo corrieron de su Consejo Nacional, quien sabe por qué oscuras traiciones, porque ya ven que hasta a Elbita le aguantaron cosas bien feas... No nos soprendería en lo absoluto que cualquier día de éstos nos resultara un panista igualmente convencido, siempre y cuando le ofrecieran algunos buenos huesos. No hay más que ver la sonrisota que le arranca la cercanía del secretario del trabajo espúreo, bien diferente a la ceñuda faz que presenta cada que está cerca de los pejistas.

El sempiterno líder se especializa en firmar pactos que nunca cumple. Si no, pregúntenles a los electricistas del SME, a los que ha dejado colgados de la brocha en múltiples ocasiones, como en la huelga de 1987.
Vive de criticar las movilizaciones de los demás, cuando sólo logra congregar a su gente con la amenaza de aplicar una suspensión de ocho días hábiles laborales, lo que significa como un mes de recibos salariales en "ceros". Su verdadero poder de convocatoria no alcanza ni a todos los miembros de su Comité Ejecutivo, pues si no hay amenaza de por medio el contingente telefonista suele ser, más bien, un con-sin-gente de entre seis y diez integrantes de la Comisión de Acción Política.

Durante todo el movimiento en defensa del voto brilló por su ausencia, cuando se hizo más chiquito de lo que ya es para no llamar la atención de los poderosos. Se acercó al FAP sólo porque no logró que lo pelaran en el gabinete calderonista, al que no le sirve como interlocutor ni como nada, puesto que ya hasta dentro de la UNT se ha quedado solo, con sus puros sindicatitos de familia, toda vez que los sindicatos más importantes se comprometieron abiertamente en la campaña en contra del fraude electoral y se han rehusado públicamente a seguir su tortuoso juego de traiciones.

Y ahora resulta que este dirigente carente de todo prestigio, que no pudo juntar ni trescientas gentes en la pasada movilización contra la carestía, declara que no permitirá que NUESTRO PRESIDENTE LEGÍTIMO encabece la marcha del 31 de enero ni haga uso del micrófono, A PESAR DE QUE FUE EL FAP QUIEN CONVOCÓ ORIGINALMENTE A LA GRAN MARCHA CONTRA LA CARESTÍA Y LOS TELEFONISTAS ESTUVIERON DE ACUERDO.

Desde luego, los medios se han regodeado, repitiendo su declaración cada ratito, a fin de mostrar que "AMLO se está quedando solo", que "ya no lo quieren" y demás sandeces por el estilo, para poder asegurar solemnemente después de la manifestación que "si hubo mucha gente fue gracias al grandísimo poder de convocatoria de la CTM, del impoluto Congreso del Trabajo y del eximio, preclaro y visionario dirigente Hernández Juárez". ¡Ajá, cómo no!
¡Flaco favor le hicieron al FAP integrándole gente como ésta que ni picha, ni cacha ni deja batear! ¿Qué esperan para decirle que sí, pero no y que muchas gracias, a ver a quién le urge más? Como dije en una carta a mis compañeros, sólo le metieron un Caballo de Troya. ¡Qué lástima que no me equivoqué!

Por lo pronto, yo propongo que en el mítin le demos a conocer a Hernández Juárez lo que pensamos de su propuesta, para que quede bien claro de quién es el verdadero poder de convocatoria, a quién le creemos y con quién estamos. ¿Sale?

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