Mis ocupaciones

(Como no sé dibujar, me fusilé a uno de los moneros de La Jornada, que espero disculpe el atrevimiento)


Como lo prometido es deuda, va la explicación de mis ausencias.
Quisiera presumirles uno que otro viaje a tierras lejanas, un seminario doctoral en alguna universidad de renombre o un profundo ataque de flojera.
Quisiera, pero no puedo, porque la verdad es mucho más prosaica.

Todo empezó en junio, cuando mi amiga Laurita se atrevió a preguntarle públicamente a mi líder, ese decano de los dirigentes sindicales que sólo lleva 32 años al frente de nuestro sindicato, 
que si era cierto todo lo que se decía acerca de su muy numerosa y no menos ávida familia.

La ocasión lo ameritaba: Hernández Juárez acababa de anunciar que la situación financiera del sindicato requería que los jubilados pagaran cuota de ahora en adelante, a pesar de que diariamente se recibe cuando menos un millón y medio de pesos de cuotas de los activos y los jubilados cooperaron durante muchos años con el 2.5 del total de sus ingresos, una suma nada despreciable.

"Primero las cuentas, luego las cuotas" fue la respuesta inmediata y, agarrado de improviso, nuestro eximio líder dijo que sí, que no faltaba más, que al mes siguiente haría entrega de las cuentas de la organización.

Obviamente, no fue eso lo que nos entregaron, sino una consignación ante el Comité Nacional de Vigilancia para la preguntona insumisa. Considerando que el derecho de petición está consagrado en nuestra Constitución y que, como dueños de todo cuanto hay en el sindicato, tenemos derecho de preguntarle a nuestro empleado qué ha hecho con los dineros, decidimos que no nos íbamos a callar, no nos íbamos a dejar y no nos íbamos a contentar con quejarnos y dejar las cosas tal como estaban.

Después conocimos el contenido completo del nuevo proyecto de reforma estatutaria, que que sólo le faltó establecer que, a partir de ahora, en vez de Secretario General deberemos referirnos a nuestro líder como "Su Alteza Real, Don Francisco I", bajando la mirada el suelo y sólo atreviéndonos a hablarle si él nos lo permite primero.

Entonces revivió en nosotros nuestro pasado sesentayochero y nos dimos a la tarea de elaborar volantes e irlos a repartir a la puerta de los principales centros de trabajo.
Suena sencillo, pero consume muchísimo tiempo, pues hay que discutirlos, redactarlos, imprimirlos, llevarlos, repartirlos y demás.

También hicimos dos mítines frente al local sindical, aunque sabíamos que nos estaban filmando, grabando y demás. Hay gente que se intimida, pero como nosotros tenemos afanes protagónicos, especialmente desde que Mandoki nos hizo estrellas de la pantalla, nos dismos vuelo denunciando cuanto ocurre dentro de nuestra organización, sabedores que "el que calla, otorga" y que la vieja táctica de nuestro líder siempre ha sido la de acallar los reclamos diciendo: "Pero ustedes estuvieron de acuerdo, pues nunca se opusieron".

Los resultados han sido buenos. Es la fecha que Hernández Juárez no logra obtener el 66% de los votos de los miembros activos permanentes para reformar el estatuto. Desde luego, conociéndolo, ha de tener en este momento a todos sus incondicionales llenando boletas a troche y moche, al cabo que él controla TODO el proceso.

Con decirles que sólo 42 mil tienen derecho al voto y ya tenemos en nuestras manos boletas con la numeración 53 mil y feria...

No hay padrón, se vota en los pasillos, en los baños, en los domicilios, aunque el estatuto señala que deben estar constituídas las respectivas asambleas... El mapachismo en su estado más puro.

No en balde, durante muchos años, nuestro líder fue miembros destacado del Consejo Nacional del PRI, ¡hasta que lo corrieron por traidor! Digo, imagínense lo que se necesita para que en ese partido de traidores, uno de ellos destaque sobre los demás...

Por eso, estimados lectores (saludos, Fede, se te quiere), este blog sufrió una merma de posteos. Pero mi resolución para 2008 es volver a ser disciplinada, cumplidora y desvelada, como antes, que no me iba a dormir hasta no haber cumplido, aunque el año que entra se avizora bastante movido, pues tendremos revisión contractual y nuestro pobrecito patrón quiere hincarle el diente a la jubilación y otras prestaciones semejantes.

Pero no lo duden, los mantendremos informados.