Pequeño balance en resistencia
No sé ustedes, pero yo acostumbro dedicar una parte del último día del año a echarle una ojeada a mi agenda, implemento esencial de toda operadora que se respete. Este año, en vez de agenda, revisé las fotos que empecé a tomar por ahí de marzo, cuando empezó a calentar la campaña de nuestro Peje Presidente Legítimo.
Se trataba de encontrar algunas de las mejores para enviárselas a Paquita, del Cerro de las Campanas, uno de mis blogs preferidos, para que elabore un calendario. Bueno, de mis mejores fotos, pues sin duda hay fotógrafos con ojo, pulso y reflejos superiores a los míos.
Me llamó la atención el júbilo y la inventiva popular que desbordaban en las Asambleas Populares Informativas, en las que casi cada ciudadano llevaba un pancarta propia en la que manifestaba su sentir sobre los acontecimientos y personajes del momento. Sobraban humor e ironía, faltaba la mala leche que caracterizó a los anuncios de los PANáticos. Fueron días soleados de brillantes imágenes.
Los días del Plantón fueron lluviosos y casi todas las fotos están tomadas en el campamento telefonista, bajo una enorme lona naranja que nos hacía ver siempre medio azanahoriados. Los letreros mostraban rabia e indignación ante el despojo y se multiplican las pruebas del fraude.
La Convención Nacional Democrática tuvo su parte soleada y su parte lluviosa. Hay muchas menos pancartas y mantas pero se hacen más evidentes la organización y el compromiso de seguir en la pelea. Ví desde grupos familiares minúsculos (una madre y su hija, por ejemplo), hasta barrios enteros que desfilaban orgullosos con su credencial de convencionistas.
El 20 de noviembre fue un día frío como pocos, pero nadie faltó a la Toma de Protesta de nuestro Legítimo Presidente. Por los gorros, chamarras, cobijas y guantes pareciera que estamos en Ucrania. Casi no se ven banderas partidarias y abundan, en cambio, las banderas con el Águila Republicana, como queriendo significar la ciudadanización del movimiento.
El 1° de diciembre marchamos para poner de manifiesto la debilidad del pelele, atrincherado tras ingentes masas policíacas y saliendo como rata por los agujeros. Hubo quien hubiese querido vernos romper las vallas a cabronazos para que demostráramos nuestra convicción, sin entender cómo y por qué se resiste.
El mejor ejemplo que he encontrado para explicarlo es la ocupación nazi de Francia. No sé si hayan leído el segundo tomo de la autobiografía de Simone de Beauvoir, llamado La Fuerza de las Cosas o el París, 1945 de Anthony Beavor o han visto películas de la época. Incluso hay una película nueva, sobre la resistencia en el corazón mismo de la Alemania nazi, llamada Sophie Scholl o La rosa blanca, por el movimiento del que formaba parte.
Una fuerza superior, un ejército bien pertrechado y organizado tomó Francia, ante la resistencia ineficaz de un ejército dividido y una población inerme. Hubo muchos que buscaron acomodarse. Se les llamó colaboradores. Predicaban, muy a la Ciro Comes Mierda, un realismo que consistía en declararse derrotados. Mientras que un mínimo de decencia humana impedía a gran parte de la población delatar a sus vecinos o sacar provecho de las desgracias de otros, ellos buscaban ardientemente la oportunidad de traicionar, a cambio de beneficios personales.
Algunos se convirtieron en los intelectuales favoritos de Vichy, como Louis Ferdinand Céline o Robert Brasillach. Otros, como el Primer Ministro Pierre Laval aceptaron hasta la desaparición del lema Libertad, Igualdad, Fraternidad y su remplazo por el anodino Trabajo, Familia, Patria, mero símbolo de la rendición moral que les permitía ser comparsas de sus invasores. Hasta el momento siguen siendo considerados traidores por todos los franceses decentes. Desde luego, nunca faltan gentes como Jean Marie Le Pen y su Frente Nacional para reivindicarlos. ¡Triste consuelo!
Otro se lanzaron a la resistencia, cada quien desde su trinchera. Los intelectuales como Jean Paul Sartre, Albert Camus, Paul Nizan escribían obras de teatro en las que sutilmente, para confundir a los censores, predicaban el rechazo a los valores de los nuevos amos. Los censores no captaban el mensaje, los franceses sí y estallaban en aplausos y vivas en los momentos más inesperados, hasta que tuvieron que prohibir esas representaciones. También publicaban periódicos clandestinos y volantes sueltos que se distribuían por todos lados.
Otros, menos notables, resistían de mil maneras: cometiendo errores administrativos que impedían la detención de familias judías; entregando alimentos e información a los maquisards, ocultando a combatientes enemigos de los nazis y mil etcéteras más. Hubo muchos trabajadores ferrocarrileros que fueron ajusticiados por sabotaje. Rene Clément dirigió en 1946 una película en su honor, que se llamó La batalla del riel, muy recomendable.
Fueron largos años de sacrificio, tensión y sufrimiento. Pero un número suficiente de franceses se mantuvo en la pelea hasta que reconquistó su país. No tantos como los que luego se proclamaron resistentes, aunque no habían movido un dedo para ayudar a los verdaderos luchadores, pero sí los suficientes para cambiar la situación en 1944 - 1945.
Nosotros estamos en mejor situación que ellos. Ni de lejos podemos comparar a FeCal con Hitler, ni a la PFP con la Gestapo, aunque así lo quisiera Ramírez Pezuña. Mientras que los opositores se perdían para siempre en la noche y la niebla de los campos de concentración, acá el mismísimo Ulises Ruín hipoteca edificios públicos para pagar las fianzas de la gente que él mismo mandó encarcelar. Cinismo, sin duda, pero también obvia debilidad...
Y como dice mi flaco: "una cosa es que nos hayan robado la elección y otra que invitemos a los ladrones a instalarse cómodamente en nuestra casa y a dejarlos actuar libremente."
Si no estuviéramos resistiendo ya se habría lanzado la convocatoria para rematar PEMEX, CFE y Luz y Fuerza. Sí, es cierto, les quitaron presupuesto y quieren seguirlas privatizando por la vía de los subcontratistas. Si no estuviéramos resistiendo el recorte a la educación, la ciencia, la cultura y la salud hubiera sido aún más brutal. Es verdad que no hemos podido desensillar al pelele y su cohorte, pero también es cierto que no lo dejamos moverse como él quisiera.
Y aquí se pone de manifiesto cómo nuestro Peje anda años luz por delante de casi todo el mundo. Le queda claro que hay que reconstruir la resistencia y darle organicidad y que gente como los Chuchos, las Rosarios, los Lazaritos y demás saboteadores de la misma laya tratarán de acomodarse con el nuevo régimen y hacer daño desde dentro, impidiendo el surgimiento de alternativas.
Esa lenta, oscura, paciente, cansada, tardada labor de ir municipio por municipio constituyendo la IV República es la única efectiva. Claro, nos gustaría que ya para mañana todo hubiese cambiado y que las inacabables muestras de rapacidad y cinismo de quienes nos gobiernan fueran cosa del pasado. Quisiéramos que los ricos pagaran lo que deben pagar, no los causantes cautivos; que los sueldos de los funcionarios tuvieran un tope, como ocurre con los salarios, por ejemplo, unos diez salarios mínimos. Nos gustaría ver que de sus propios sueldos --como hacemos nosotros-- pagaran sus vehículos, su gasolina, sus seguros, su mantenimiento y que no tuvieran la desfachatez de enjaretarnos hasta el pago de sus queridas, como hacen actualmente.
Quisiéramos que en las calles ya no hubiera viejitas pidiendo una moneda, niños desamparados vendiéndose por un poco de droga, toneladas de basura china que acaba con nuestras industrias y crea una cultura de la arbitrariedad regenteada por líderes de dudosa procedencia.
Por lo pronto, mi propósito de Año Nuevo es seguir activamente en la resistencia civil pacífica y colaborar con las tareas de organización de la IV República y no darle un minuto de descanso al pelele. Espero que se tropiece con nosotros en cada esquina, en cada pasillo, en cada plaza, en cada pueblo, en cada votación en el Congreso.
Como dijimos desde el 2 de julio: "Pelele, bienvenido a tu peor pesadilla. Atentamente, los 14,750,350 ciudadanos que NO votamos por tí."
Se trataba de encontrar algunas de las mejores para enviárselas a Paquita, del Cerro de las Campanas, uno de mis blogs preferidos, para que elabore un calendario. Bueno, de mis mejores fotos, pues sin duda hay fotógrafos con ojo, pulso y reflejos superiores a los míos.
Me llamó la atención el júbilo y la inventiva popular que desbordaban en las Asambleas Populares Informativas, en las que casi cada ciudadano llevaba un pancarta propia en la que manifestaba su sentir sobre los acontecimientos y personajes del momento. Sobraban humor e ironía, faltaba la mala leche que caracterizó a los anuncios de los PANáticos. Fueron días soleados de brillantes imágenes.
Los días del Plantón fueron lluviosos y casi todas las fotos están tomadas en el campamento telefonista, bajo una enorme lona naranja que nos hacía ver siempre medio azanahoriados. Los letreros mostraban rabia e indignación ante el despojo y se multiplican las pruebas del fraude.
La Convención Nacional Democrática tuvo su parte soleada y su parte lluviosa. Hay muchas menos pancartas y mantas pero se hacen más evidentes la organización y el compromiso de seguir en la pelea. Ví desde grupos familiares minúsculos (una madre y su hija, por ejemplo), hasta barrios enteros que desfilaban orgullosos con su credencial de convencionistas.
El 20 de noviembre fue un día frío como pocos, pero nadie faltó a la Toma de Protesta de nuestro Legítimo Presidente. Por los gorros, chamarras, cobijas y guantes pareciera que estamos en Ucrania. Casi no se ven banderas partidarias y abundan, en cambio, las banderas con el Águila Republicana, como queriendo significar la ciudadanización del movimiento.
El 1° de diciembre marchamos para poner de manifiesto la debilidad del pelele, atrincherado tras ingentes masas policíacas y saliendo como rata por los agujeros. Hubo quien hubiese querido vernos romper las vallas a cabronazos para que demostráramos nuestra convicción, sin entender cómo y por qué se resiste.
El mejor ejemplo que he encontrado para explicarlo es la ocupación nazi de Francia. No sé si hayan leído el segundo tomo de la autobiografía de Simone de Beauvoir, llamado La Fuerza de las Cosas o el París, 1945 de Anthony Beavor o han visto películas de la época. Incluso hay una película nueva, sobre la resistencia en el corazón mismo de la Alemania nazi, llamada Sophie Scholl o La rosa blanca, por el movimiento del que formaba parte.
Una fuerza superior, un ejército bien pertrechado y organizado tomó Francia, ante la resistencia ineficaz de un ejército dividido y una población inerme. Hubo muchos que buscaron acomodarse. Se les llamó colaboradores. Predicaban, muy a la Ciro Comes Mierda, un realismo que consistía en declararse derrotados. Mientras que un mínimo de decencia humana impedía a gran parte de la población delatar a sus vecinos o sacar provecho de las desgracias de otros, ellos buscaban ardientemente la oportunidad de traicionar, a cambio de beneficios personales.
Algunos se convirtieron en los intelectuales favoritos de Vichy, como Louis Ferdinand Céline o Robert Brasillach. Otros, como el Primer Ministro Pierre Laval aceptaron hasta la desaparición del lema Libertad, Igualdad, Fraternidad y su remplazo por el anodino Trabajo, Familia, Patria, mero símbolo de la rendición moral que les permitía ser comparsas de sus invasores. Hasta el momento siguen siendo considerados traidores por todos los franceses decentes. Desde luego, nunca faltan gentes como Jean Marie Le Pen y su Frente Nacional para reivindicarlos. ¡Triste consuelo!
Otro se lanzaron a la resistencia, cada quien desde su trinchera. Los intelectuales como Jean Paul Sartre, Albert Camus, Paul Nizan escribían obras de teatro en las que sutilmente, para confundir a los censores, predicaban el rechazo a los valores de los nuevos amos. Los censores no captaban el mensaje, los franceses sí y estallaban en aplausos y vivas en los momentos más inesperados, hasta que tuvieron que prohibir esas representaciones. También publicaban periódicos clandestinos y volantes sueltos que se distribuían por todos lados.
Otros, menos notables, resistían de mil maneras: cometiendo errores administrativos que impedían la detención de familias judías; entregando alimentos e información a los maquisards, ocultando a combatientes enemigos de los nazis y mil etcéteras más. Hubo muchos trabajadores ferrocarrileros que fueron ajusticiados por sabotaje. Rene Clément dirigió en 1946 una película en su honor, que se llamó La batalla del riel, muy recomendable.
Fueron largos años de sacrificio, tensión y sufrimiento. Pero un número suficiente de franceses se mantuvo en la pelea hasta que reconquistó su país. No tantos como los que luego se proclamaron resistentes, aunque no habían movido un dedo para ayudar a los verdaderos luchadores, pero sí los suficientes para cambiar la situación en 1944 - 1945.
Nosotros estamos en mejor situación que ellos. Ni de lejos podemos comparar a FeCal con Hitler, ni a la PFP con la Gestapo, aunque así lo quisiera Ramírez Pezuña. Mientras que los opositores se perdían para siempre en la noche y la niebla de los campos de concentración, acá el mismísimo Ulises Ruín hipoteca edificios públicos para pagar las fianzas de la gente que él mismo mandó encarcelar. Cinismo, sin duda, pero también obvia debilidad...
Y como dice mi flaco: "una cosa es que nos hayan robado la elección y otra que invitemos a los ladrones a instalarse cómodamente en nuestra casa y a dejarlos actuar libremente."
Si no estuviéramos resistiendo ya se habría lanzado la convocatoria para rematar PEMEX, CFE y Luz y Fuerza. Sí, es cierto, les quitaron presupuesto y quieren seguirlas privatizando por la vía de los subcontratistas. Si no estuviéramos resistiendo el recorte a la educación, la ciencia, la cultura y la salud hubiera sido aún más brutal. Es verdad que no hemos podido desensillar al pelele y su cohorte, pero también es cierto que no lo dejamos moverse como él quisiera.
Y aquí se pone de manifiesto cómo nuestro Peje anda años luz por delante de casi todo el mundo. Le queda claro que hay que reconstruir la resistencia y darle organicidad y que gente como los Chuchos, las Rosarios, los Lazaritos y demás saboteadores de la misma laya tratarán de acomodarse con el nuevo régimen y hacer daño desde dentro, impidiendo el surgimiento de alternativas.
Esa lenta, oscura, paciente, cansada, tardada labor de ir municipio por municipio constituyendo la IV República es la única efectiva. Claro, nos gustaría que ya para mañana todo hubiese cambiado y que las inacabables muestras de rapacidad y cinismo de quienes nos gobiernan fueran cosa del pasado. Quisiéramos que los ricos pagaran lo que deben pagar, no los causantes cautivos; que los sueldos de los funcionarios tuvieran un tope, como ocurre con los salarios, por ejemplo, unos diez salarios mínimos. Nos gustaría ver que de sus propios sueldos --como hacemos nosotros-- pagaran sus vehículos, su gasolina, sus seguros, su mantenimiento y que no tuvieran la desfachatez de enjaretarnos hasta el pago de sus queridas, como hacen actualmente.
Quisiéramos que en las calles ya no hubiera viejitas pidiendo una moneda, niños desamparados vendiéndose por un poco de droga, toneladas de basura china que acaba con nuestras industrias y crea una cultura de la arbitrariedad regenteada por líderes de dudosa procedencia.
Por lo pronto, mi propósito de Año Nuevo es seguir activamente en la resistencia civil pacífica y colaborar con las tareas de organización de la IV República y no darle un minuto de descanso al pelele. Espero que se tropiece con nosotros en cada esquina, en cada pasillo, en cada plaza, en cada pueblo, en cada votación en el Congreso.
Como dijimos desde el 2 de julio: "Pelele, bienvenido a tu peor pesadilla. Atentamente, los 14,750,350 ciudadanos que NO votamos por tí."
1 comment:
Mi queridísima Chica Fresa, te mando un gran saludo y toda mi admiración. Conny
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