Los tiempos son oscuros, las costumbres corruptas y hasta el derecho a la crítica, cuando no lo ahogan medidas de censura, está expuesto al furor popular.
UMBERTO ECO

2007/10/17

Todo menos eso, señor Presidente

Pues resulta que hace unos días la fracción panista en el Senado presentó una iniciativa para que en los sindicatos

se garantice el derecho a la información sobre la administración, adquisición y disposición de los bienes patrimonio del sindicato, garantía de audiencia y defensa en los procesos internos.
Me duele en el alma estar de acuerdo con el PAN en algo, y siempre busco los motivos ocultos: que si quieren acabar con los sindicatos, que si son enemigos de clase de los trabajadores, que si es pura finta... Pero al leer la propuesta, con dolor y todo, debo reconocer que es correcta.

Desde luego, los charros brincaron dolidos en el alma. Sacaron a relucir la sacrosanta "autonomía sindical", esa que esgrimen ante los trabajadores, jamás ante los políticos o los empresarios. Digo, nada más hay que ver con qué agradecimiento y humildad recibieron la noticia de que la Suprema Corta se va a a pasar a torcer a los que se ampararon contra la Ley Ya-te-Jodissste. Mucha autonomía, ¡cómo no!



La momia Gamboa Pascoe, bien engallado, calificó a la propuesta de fascista y, ya encarrerado, hasta pidió que también transparentaran sus ingresos los empresarios y las iglesias. Dijo que los líderes no están en un lecho de rosas, porque nunca es suficiente el dinero que reciben.

Luego, con ese encantador humor involuntario que lo caracteriza se aventó el siguiente párrafo:

El dirigente sostuvo que los “sindicatos de protección” en México son casos aislados, y dijo que la mayoría de las organizaciones rinden cuentas a sus trabajadores y éstos pueden ir a pedir a sus dirigentes que les informen sobre los recursos. Añadió: “los trabajadores no son inocentes”, y preguntó “a quienes ven como un crimen que los sindicatos gasten las cuotas en la compra de uniformes para desfiles o en comida para los trabajadores: ¿qué no es un crimen mayor pedirles que participen en una movilización y traerlos todo el día sin comer?”
Sí, cómo no: "los trabajadores pueden ir a pedir a los dirigentes que les informen...", al cabo que ni les va a pasar nada. Ajá. Si por menos que eso los corren, ¿se imaginan por los dineros? Seguro los matan. Y qué decir de la humanidad del líder: "es un crimen mayor traerlos todo el día sin comer". ¿Pues cómo cree que andan con esos cincuenta pesotes diarios que les tienen que alcanzar para renta, pasajes, despensa y demás? Bien hambreados, por algo ayer el PNUD, en el marco del Día Mundial de la Alimentación señaló que México sólo cumple "en parte" con los objetivos para reducir la pobreza.

Luego deslizó la amenaza: si los panistas quieren orden, no se metan con nuestras cuotas, porque eso sí calienta, no como los aumentos al salario ínfimo, que aguantamos como los meros machos, al cabo que ni nos afectan.

Mi mero líder, ese paladín de las causas obreras que amenaza a cada rato con huelgas y paros, al cabo se vale meter reversa, llamó a la propuesta "una declaración de guerra", y también se rasgó las vestiduras porque no lo habían consultado. Digo, como si los sindicatos fueran a aceptar que se transparentara el negocito que, en su caso, ya se volvió una muy próspera empresa familiar, que les da para vivir --y muy bien-- a hermanas, hermanos, cuñadas, cuñados, hija, hijos, yerno, sobrinas, sobrinos y hasta el señor ese simpático que ya casi, casi es parte de la familia....

Pero si era guerra, de inmediato fueron a rendir las armas frente al pelele, a brindaron su explícito reconocimiento al pedirle que encabezara la lucha contra la carestía, porque -- sob, sob, gemido y lagrimita--, señalaron:
"los secretarios de Economía, Eduardo Sojo, y de Desarrollo Social, Beatriz Zavala, no asisten a las mesas de diálogo en las que se definirán las estrategias para suavizar el impacto de los aumentos de precios."
Y no pude más que acordarme de una anécdota que fue famosa cuando el quinazo de Salinas de Gortari. Dicen que al día siguiente de la detención de Joaquín Hernández Galicia, el entonces líder de la CFE, Rodríguez Alcaine, corrió a ver a Salinas y le dijo, con enjundia y gallardía:

-- Yo no necesito bazucasos para entender, señor Presidente. Una cachetada me basta.

Pues estos líderes de hoy ya ni la cachetada necesitan. Bastó que se mencionara la posibilidad de que los obligaran a la transparencia y la rendición de cuentas para que corrieran con el pelele a ofrecer sus servicios.

Claro que es tanta su autoridad moral y su capacidad de movilización que el pelele ya se puede ir a descansar tranquilo, pues ya no harán falta tanquetas, vallas, PFP'os, perros y toda la parafernalia que rodea sus salidas en público. Ahora habrá multitudes obreras que aplaudirán entusiastas a su paso, agradeciéndole que defienda a sus queridísimos líderes de los perversos senadores que los quieren obligar a rendirles cuentas de todo lo que se gastan.

Como dice el anuncio:

--Mi líder es un gran lujo, cuesta caro, pero eso y más me merezco...(por tarugo y aguantador, desde luego)

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